LA CONDUCTA DEL OFENDIDO
-MI ESCUDO -20JUN2024
Vamos primeramente a definir que es una ofensa para poder
hablar de la conducta del ofendido.
OFENSA: es una acción
real o percibida, considerada un agravio o daño directo, que da lugar a
resentimientos. La ofensa produce heridas, desilusión, dolor, humillación y
está relacionada a nuestro orgullo, lo que hace que levantemos muros dentro de
los cuales meternos y aislarnos.
Lo que primero hiere la ofensa es el orgullo, lo que hace que queríamos ocultarla, cuesta detectarla, pero las acciones y conducta del ofendido la dejan de manifiesto. La ofensa siempre sale a luz. Aunque alguien no pueda decir que está ofendido (más allá de que Dios lo revele), sus actitudes dejan ver la ofensa. La ofensa es difícil de manejar, provoca distanciamiento y otras manifestaciones emocionales tóxicas.
Proverbios 18:19 El hermano ofendido es más difícil de
ganar que una ciudad fortificada, y las contiendas son como cerrojos de
fortaleza.
-Proceso de la ofensa:
cuánto
más la hablas en lo oculto con otros más la alimentas, el ofendido se aferra en su posición de “ofendido”, lo que
hace que cueste recuperar la relación con quien lo ofendió. Salomón
nos dice que es más fácil conquistar un castillo que reconciliarse con un
ofendido porque activa mecanismos de defensa construyendo bloqueos físicos,
emocionales y espirituales, además se torna altamente contaminante.
-Conducta
del ofendido: aplica acciones a modo de castigo
1-Pone distancia o alejamiento, te evita, corta la relación.
2-Te bloquea emocionalmente. Te saca de su vida.
3-Trata
de afectarte (saca a luz cosas de tu pasado, menosprecia tus logros, te espía).
3-Quiere
que otros se sumen, buscan aliados para apoyar su postura de ofendido.
4-Te
niega honra pero honra personas cercanas.
4-
A nivel
iglesia:
retiene la ofrenda, no se sujeta a la autoridad, se enfría, cae en murmuración,
incluso en subversión buscando aliados, provoca división, genera raíces de
amargura, desde la silla o desde afuera de la iglesia se vuelve altamente
toxico.
-Consecuencia de la ofensa:
1- Cuando las heridas emocionales derivadas de las ofensas no son atendidas y sanadas, pueden cronificarse y afectar seriamente la salud física, espiritual y emocional.
2-
Las ofensas tienen el poder de hacer que nos estanquemos.
3-
Las personas ofendidas construyen muros a su alrededor para “protegerse”, y así
evitar ser heridos nuevamente, están a la defensiva.
4-
Las piedras con que construyen esos muros son la indignación, desconfianza,
victimización.
5-Toda
esta protección oculta la falta de perdón que impide restablecer los lazos.
6-
La Biblia se refiere al espíritu de ofensa como un espíritu que fácilmente se
trastorna o desanima por las acciones o palabras de los demás, provocando
resentimiento y amargura. A menudo se asocia con una falta de perdón y una
actitud negativa hacia los demás.
-Analice: ¿Ha construido “muros
de protección” a su alrededor? ¿Cómo
manejas la ofensa, buscas aliados? ¿Se ofende con facilidad? ¿Acostumbras a
rumiar el enojo? ¿Confesó su ofensa?
-Sanando la ofensa La ofensa se trata directamente entre los involucrados. Mateo 18:15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.
La
ofensa no es una justificación para ser lentos en perdonar a quienes nos han
ofendido. Proverbios 19:11: La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es
pasar por alto la ofensa.
El
perdón es el remedio contra los daños de la ofensa, perdonar requiere aprender
a manejar las ofensas y agravios recibidos o percibidos, así como el orgullo.
El perdón tiene que ver con la decisión de soltar la ofensa. No es indultar o
eximir de responsabilidad al ofensor, sino renunciar a los sentimientos de
resentimiento. Una persona que desarrolla la capacidad de perdonar se mantiene
emocionalmente saludable y libre de resentimientos y amarguras.
Perdonar evita que se acumule la basura emocional en
nuestro corazón.
Dejarnos dominar por las emociones toxicas O…perdonar
Proverbios 17:9 Cuando se perdona una falta, el amor florece, pero mantenerla presente separa a los amigos íntimos. El perdón nos permite dejar ir emociones dañinas ocultas en lo profundo del alma y evita nos enferme física, emocional y espiritualmente.
Jesús es un claro ejemplo de cómo se maneja al ofensor, sabiendo quienes somos, no argumentando y orando. Mateo 26:66-68 ¿qué les parece? Ellos contestaron: Es culpable, y debe morir. 67 Entonces le escupieron en la cara y lo golpearon. Otros le pegaron en la cara, 68 diciéndole: Tú que eres el Mesías, ¡adivina quién te pegó!
La ofensa no debe ser argumentada, perdone, guarde silencio, Jesús nos dejó su ejemplo.
“Perdonar la ofensa rompe con la cadena de elaboración que
autoabastece y
alimenta el resentimiento”
Pastora Ana Carril
Saber manejar la ofensa deja al enemigo sin argumentos frente al orgullo.
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