JESÚS, SINÓNIMO DE OFRENDA


 Jesucristo, ejemplo de disposición a la ofrenda

DETRÁS DE LA HUELLAS DE CRISTO      MARTES 30/7

 

Su amor con entrega total ya se hizo evidente en el hecho de dejar la gloria junto al Padre, despojarse de su figura divina y venir a la bajeza de la naturaleza humana.

Filipenses 2:6-8 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

 Se entregó a sí mismo como ofrenda y sacrificio por amor al hombre

Efesios 5:2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

 El pensamiento sobre la ofrenda de Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional, es  tomando como base de que Jesucristo dio su cuerpo.

 -Tenemos presente el sacrificio de Jesús como un hecho incomparable, único y que sólo el sacrificio de Cristo tiene efectos de redención.

-A pesar de que ningún otro sacrificio puede ser comparado con el del Señor, su disposición a la ofrenda es un ejemplo que invita al seguimiento.

-Ya antes de su padecimiento y su muerte quedó demostrada su disposición a la ofrenda. 

Esto se marca un lineamiento para la conducta de todo cristiano, que debe reflejarse dentro y fuera de la congregación: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" Filipenses 2:3-4.

 La ofenda ante todo es espiritual.

A pesar de que ningún otro sacrificio puede ser comparado con el de Jesucristo, su disposición a la ofrenda es un ejemplo que invita a IMITARLO

La ofrenda que sale de un corazón limpio acarrea bendición, no solo es material, es amor, es tiempo, es dedicación, es perdón. 

Dios bendice los ofrendadores como a todas las ofrendas, según su calidad y su intención, no solamente sobre las ofrendas materiales, sino también sobre la ofrenda de tiempo, dones, capacidades para Él y su Obra, así como sobre la renuncia a beneficios personales.

La ofrenda expresa honra a Dios entrega y sumisión.

La disposición a la ofrenda nace del amor y agradecimiento.

El creyente expresa su agradecimiento y amor a Dios mediante dádivas.

En la congregación la disposición a la ofrenda se exterioriza en que muchos ponen parte de su tiempo, de sus fuerzas y capacidades, al servicio de Dios y de la comunidad sin recibir retribución alguna por ello.

La bendición vinculada con la ofrenda puede ser experimentada en lo material, mas es ante todo espiritual.

 Del servicio de los sacrificios en el Antiguo Testamento hasta la entrega de la vida a Dios

En casi todas las religiones de la antigüedad, eran muy importantes las ofrendas y el servicio de los sacrificios, como así también en Israel. Con las ofrendas se buscaba propiciar la misericordia de Dios, evitar el castigo y procurar reconciliación. Las ofrendas eran muy variadas.

 Las primeras ofrendas mencionadas en la Biblia fueron las de los hijos de Adán y Eva: Caín ofrendó frutos del campo, Abel mató animales de su rebaño (Gn. 4:3-4). Dios miró a ambos ofrendadores y a sus ofrendas. Mientras aceptó con agrado la ofrenda de Abel traída con fe, rechazó a Caín y su ofrenda (He. 11:4 y Gn. 4:4-5). Por lo tanto, Dios no ve con agrado todas las ofrendas; lo decisivo para que Dios las acepte con agrado es el sentimiento con el que se le ofrecen las dádivas.

La ley mosaica imponía un servicio de sacrificios de múltiples facetas y rituales. Abarcaba el holocausto, la ofrenda de alimentos, la ofrenda de agradecimiento, la ofrenda por el pecado y la ofrenda expiatoria que eran ofrecidas a Dios (Lv. 1 a 7). Además de la ofrenda matutina y la vespertina, en determinados días del calendario los sacerdotes ofrecían sacrificios especiales por el pueblo. Se cubrían de esa manera los pecados del pueblo de Israel. También había ofrendas que traía cada individuo por diferentes motivos, acaso por faltas cometidas inconscientemente (Lv. 4 ss.) o por las inmundicias de su cuerpo (Lv. 15:14 ss.).

 La totalidad de los servicios de los sacrificios establecidos en el Antiguo Testamento perdieron su valor para siempre por medio de la ofrenda de Cristo (He. 8 a 10:18).

 En el nuevo pacto, la ofrenda adquiere otra dimensión. 

Así el Apóstol Pablo hace un llamado a los cristianos para que presenten sus cuerpos “en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios" (Ro. 12:1). Esto significa que uno debe conformar su vida según los parámetros del Evangelio: el cristiano se entrega a Dios con todo lo que tiene y es.

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