Pensemos en el otro

 

Corintios 10:24 dice: "Procuremos hacer lo que es bueno para los demás, no sólo lo que es bueno para nosotros mismos". 

 


·         Es importante tener en cuenta a los demás como Cristo lo hace. 

·         Es necesario pensar en el bien de los demás, y no solo en nosotros mismos. 

·         Las intenciones y los efectos que nuestras acciones tienen sobre los demás son importantes. 

·         Los cristianos debemos considerar si nuestras acciones son beneficiosas, constructivas, buenas para los demás y representan el carácter de Cristo 

·         En lugar de pensar "primero yo", el estándar moral de los cristianos debe ser el de buscar el bien también de los demás. 

 

Con las palabras "Nadie busque su propio bien, sino el del otro", Pablo desafía a los cristianos a cambiar su enfoque egoísta y poner los intereses y la necesidad de los demás por encima de las suyas.

 

Aplicación práctica  tiene muchas aplicaciones en nuestra vida cotidiana, en nuestras relaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y extraños, estamos llamados a pensar en el bien de  ellos. Podemos hacerlo prestando atención a sus necesidades, ayudándolos sin esperar algo a cambio, anunciarles la buenas nuevas. Esto nos permite reflejar la voluntad de Dios de amar y servir a los que encontramos en nuestra vida.

 

Reflexiones finales Cumplir con lo que Cristo dijo que no vino a ser servido más bien a servir, también debemos ponernos al servicio de los demás..

El egoísmo funciona como mecanismo de defensa en contra de los abusos de la gente pero esa actitud ha penetrado tanto a todo nivel que ha llegado hasta la iglesia. Entonces, cuando la gente llega al templo es necesario sacarle ese “pensamiento” para ponerle el del Reino de los cielos, que dice: “Ninguno busque su propio bien sino el del otro” porque solo así podrá comenzar a vivir bajo los Principios del Reino.

Esta es una regla simple para actuar como Cristo ante nuestro prójimo.

El amor genuino no busca su propio interés. Cuando tenemos clara esta premisa y la practicamos nos va a ayudar a mantener el ego sujeto a la voluntad de Dios.

La persona egoísta: es aquella que tiene un excesivo aprecio de sí misma y se enfoca en darle prioridad a sus intereses los cuales atiende desmedidamente, sin procurar el de los demás.

Este sentimiento se halla totalmente enfrentado con la esencia de Dios porque el egoísmo es una forma de idolatría, donde la persona se pone como centro de su propio mundo.

Dice: Proverbios 18:1 El egoísta busca su propio bien; contra todo sano juicio se revela. Y cuando el “Ego” domina nuestras vidas, somos injustos con los demás y siempre tratamos de justificarnos.

 

Esto de buscar el bien de los demás antes que el nuestro, es un buen antídoto en medio de un mundo envidioso y competitivo en el que nos ha tocado vivir. Esto mata los celos, erradica la envidia, aplasta el egoísmo y nos lleva a ser perfeccionados en el amor.  

Mateo 7:12 dice: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos. ¡Pesemos en el otro, como Dios!

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